viernes, 18 de noviembre de 2016

Evaluar vs Calificar: una nueva forma de evaluar sin números.

Algo que me ha mantenido en constante conflicto, es esto de tener que asignar una calificación a una persona (sea un niño, joven o adulto), simplemente es algo que como docente  no me puedo permitir hacer. La razón es muy simple ¿Cómo puede evaluarse de manera cuantitativa un hecho cualitativo? Y cuál es ese hecho... ¡El aprendizaje!

Recién me invitaron a impartir un taller para docentes de universidad, en el que se busca aprender a evaluar por el modelo de competencias. Desde un inicio empecé a  hacerme distintas preguntas sobre esto que llamamos competencias, una de ellas es el hecho de  cómo es posible garantizar se generé una competencia en tan poco tiempo (4 meses)...¿A caso eso es posible? Es difícil determinar el momento en el que un estudiante hará "clic". Como bien lo decía Steve Jobs "las conexiones las hacemos hacia atrás, no hacia adelante". No sabemos realmente en qué momento servirá aquello que hemos aprendido y cuándo le daremos utilidad, pues es hasta ese preciso instante que se logra desarrollar la competencia. Cuántas veces nos ha ocurrido que de pronto decimos "Oh ya... Ahora ya entiendo a qué se refería fulanito con esto"... Y a veces han pasado años desde que lo "aprendimos" hasta que lo asimilamos o lo interiorizamos.

Como docentes resulta difícil crea rubricas de evaluación en un modelo por competencias ¿por qué? pues debido a que hablamos de un sistema abierto del aprendizaje (que si nos ponemos a analizar a profundidad no es más que retomar lo que se ha venido diciendo por décadas sobre lo que debe ser la educación en las aulas), no podemos seguir evaluando con métodos arcaicos de la educación tradicionalista.  En una ocasión, una docente me hizo una observación sobre lo que ella consideraba era conductista (una persona frente a un grupo indicando cómo debiera realizarse cierta actividad o procedimiento), no quise en ese momento continuar la discusión, pero qué más conductista puede ser la acción de "Si haces esto vas a tener un punto y si haces esto otro tendrás un 10... Si no llegas temprano no tienes derecho a un examen... Si no pasas este examen vas a reprobar y tendrás que re cursar la materia/año escolar". Se piensa que el conductismo sólo es visible en la didáctica, pero también está presente en la evaluación.

En el momento en que condicionamos el aprendizaje a un número (tienes 10, 9, 8, 5, 0, etc.), enseñamos a nuestros estudiantes (de manera inconsciente) que aquí lo importante no es lo que aprendiste y el cómo lo aprendiste... ¡Sino pasar!. Después no debe extrañarnos escuchar de la boca de aquellos a quienes pretendemos enseñar decir -Lo importante es pasar, con lo que sea, pero pasar-. Asignar una calificación a los estudiantes, desvirtúa por completo el fin de la educación... ¡APRENDER!.

En mis clases, jamás he dado una calificación. Al principio los niños se sienten un poco confusos, pues la costumbre de ver un número que les indique si están en la cima o en el abismo no es algo que se olvide de la noche a la mañana, sin embargo en las siguientes sesiones se sienten mucho más cómodos y participan con el deseo de aprender y no de pasar. No niego que existan aquellos que se sienten más seguros al ver un número, pero sin duda los estudiantes con peores calificaciones se sienten mucho más aliviados.

En las asesorías que doy son ellos quienes se evalúan, generando así un entorno de confianza y honestidad consigo mismos. Para ello los estudiantes llevan consigo un bicolor o algún otro color que les guste, cuando se resuelven las operaciones o ejercicios en la pizarra ellos palomean o tachan su cuaderno conforme a sus resultados obtenidos, encerrando en un círculo los errores y anotando abajo el resultado correcto. Al hacer esto, ellos mismos pueden observar cuáles son los errores que más cometen y así no volver a caer en ellos. Es finalmente de los errores de donde se aprende, pues un experto no es aquel que ha hecho bien las cosas todo el tiempo, sino el que más equivocaciones ha cometido (ahora ya se sabe qué no hacer).

Aquí no importa el número de aciertos o errores, sino el avance que se está teniendo en los aprendizajes (no se suman las palomitas ni las tachitas). Los estudiantes se dan cuenta de que no sirve de nada copiar resultados, pues lo que importa no es tener una calificación, sino entender lo que se hace porque tendrá o tiene una utilidad en sus vidas. La mejora en mis estudiantes con este método es impresionante, niños y jóvenes que en su momento fueron etiquetados como lo peor, muestra signos de mejoría muy buenos en poco tiempo además de una mayor confianza, motivación y disposición para el aprendizaje.

Es importante que no asignes tantos ejercicios como tarea, ya que si dejas arriba de 5 los estudiantes se muestran indispuestos a hacerlos, además de que termina por convertirse en una perdida de tiempo con nuestros estudiantes al momento de revisar tanta tarea (sin mencionar la cantidad de estudiantes), tiempo que estaríamos mejor invirtiendo en observar cómo trabajan nuestros estudiantes, apoyándolos cuando tienen dudas o haciendo cualquier otra actividad lúdica.

Te invito a hacer la prueba con tus estudiantes y cuéntame tu experiencia con ello. Recuerda que lo más importante no es dejar ejercicios para sumar "puntitos" y convertirlos en una calificación, sino para practicar y observar el avance de nuestros educandos, pues lo que se evalúa no es si van a clases o no, si hicieron tarea o no, sino SÍ están aprendiendo o no (aunque no sea dentro del aula).










5 comentarios:

CDSJA1 dijo...

Hola Esmeralda.

Saludos cordiales, un placer. Leído el artículo me animé a realizar algunos aportes a la dialogicidad del tema que nos propones. Vaya que han existido diversos puntos de vista.

Comenzaré desde el título: "Evaluar vs Calificar" a lo cual seré un poco más drástico..."evaluar vs medir" creo que así la expresión amplía la brecha a la que haces referencia.

Impactante cuando mencionas "...¿Cómo puede evaluarse de manera cuantitativa un hecho cualitativo? Y cuál es ese hecho... ¡El aprendizaje!..." pienso que como Educadores se nos ha encomendado tal responsabilidad, por ello, debemos estar muy claros en qué hacer a la hora de calificar/medir.

El hecho se traduce -creo- que nuestra responsabilidad no es calificar o medir, bien lo dices, es EVALUAR y ello comprende tanto los aspectos cuantitativos como cualitativos. No debe existir una visión dicotómica o escisión al respecto. Ambos actos se acompañan.

Otra cosa...no olvidemos los escenarios sobre los cuales se mezclan estos dos actos, ¿estaremos hablando de escenarios de educación formal? ¿informal? ¿no-formal?

CDSJA1 dijo...

sigue...

Me referiré al ámbito de educación formal, pues es allí donde se reclama que -de alguna manera- los Educadores establezcamos "acuerdos" que no están escritos, pero sin duda es necesario una aproximación a una especie de "baremo" en el cual al evaluar, la calificación forme parte de un reconocimiento universal. Me explico.

Ud. y yo podremos estar administrando una mismo programa de formación (con sus contenidos y logros esperados) a una población estudiantil, pero en lugares distintos. ¿Qué garantiza que las y los estudiantes reciban la misma calidad evaluativa? El programa es el mismo, con sus contenidos y los logros esperados, no obstante, ¿que garantiza que ambos grupos de estudiantes sean evaluados de la misma forma?

Pareciera...por demás...algo imposible de acordar...es aquí donde la calificación (como parte de la evaluación) pretende darnos una salida a través de ese supuesto acuerdo en las formas de evaluación que Ud. y yo como Educadores debemos garantizar.

Evaluar posee una inmensa carga de subjetividad, para ejemplo el dilema que nos presenta con sus palabras...la pregunta es ¿cómo aproximarnos -lo más posible- entre educadores a el ideal de un modelo de evaluación universal? Es aquí que aparecen los intentos de crear patrones comunes, al mejor estilo de "camisa de fuerza" que sin duda pone en riesgo el equilibrio deseado: ¿estaremos cercenando el proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes? ése es el reto...por eso somos Profesionales de la Educación.

El reto es ¿cómo desprendernos de esa carga subjetiva a la que refiero? Aquí aparece el acto de calificar/medir, como un patrón que busca crear aproximaciones entre quienes evaluamos. No me queda la más mínima duda que -de ser un acto irracional matemático- estaríamos -por el contrario- cortando sueños y etiquetando.

CDSJA1 dijo...

sigue...

Entonces -y aquí va mi opinión- veo el acto de calificar como ése acuerdo entre Educadores que en el proceso de Educación Formal masivo pretende crear aproximaciones hacia un mismo objetivo universal: evaluar en el mayor deseo de aproximarnos a ser justos.

"Ser justos" ¡vaya dilema! ¿quién garantiza esto? ¡nadie! es -en todo caso- la pretensión que deseamos, no niego que existan en el camino quienes se vean sacrificados...ahí el reto...que nosotros podamos aproximaros lo más posible a ése ideal.

Por otra parte menciona "...una de ellas es el hecho de cómo es posible garantizar se generé una competencia en tan poco tiempo (4 meses)...¿Acaso eso es posible? Es difícil determinar el momento en el que un estudiante hará "clic"..." No puedo evitar que nazca aquí la pregunta ¿cuál es la competencia que desea evidenciar? Por ejemplo: enhebrar una aguja. Esa es una competencia a desarrollar si nos la proponemos, ¿en 4 meses? Uffffff...tiempo más que suficiente!!! Ah! pero un momento: ¿a qué población estudiantil está dirigido el logro esperado? Por ejemplo ¿Estamos conversando sobre de estudiantes de 12 a 16 años de escolaridad? o ¿estamos hablando de niños y niñas de educación inicial? o quizás ¿estaremos hablando de niños y niñas de educación especial? ¿adultos mayores?

Lo que deseo destacar es que la temporalidad en el logro de una competencia es un planteamiento formativo que va de la mano con -entre otros aspectos- con el logro esperado y las características psico-evolutivas del estudiante, entendido este como sujeto del proceso formativo.

Luego nos regalas una referencia sobre las teorías de la Educación...la premisa es "...Se piensa que el conductismo sólo es visible en la didáctica, pero también está presente en la evaluación.." ¡ Sin duda alguna ! ¿es acaso el conductismo algo nefasto? Opino que el conductismo es y será siempre necesario, tanto como el constructivismo como el cognitivismo o cualquier otro paradigma educativo nacido desde estas primeras tres posturas teóricas.

Somos nosotros los Educadores quienes debemos tener la competencia de escoger sobre cual paradigma estaremos formando, dependiendo del contexto y/o contenido que estaremos facilitando. Deseo destacar, que está en nosotros saltar de una postura a la otra incluso dentro de un mismo contenido.

CDSJA1 dijo...

sigue...

Me explico ¿ha tenido la oportunidad de formar policías? ¿bomberos? ¿médicos? ¿militares? Para ser más descriptivo: Imagine que estamos formando a un policía para que pueda desarrollar la competencia que le hace decidir en qué momento podrá hacer uso de su arma de fuego.

¡Cuidado! ¡estamos poniendo al Ser humano a decidir sobre la vida! Por tanto...me imagino algo así: solo y solo si Ud. funcionario policial se encuentra bajo estas condiciones y cumplido los extremos de ley que hacen legitima su acción es que podrá colocar el dedo en el disparador y accionar su arma de fuego. Esto es radicalmente conductista, "...si y solo si..." aquí no existen matices, no podrá elegir entre otras opciones, si y solo si tales condiciones existen es que podrá accionar su arma de fuego en contra de otro ser humano. Así que...si a través de simulaciones evaluamos a un estudiante de policía...si y solo si acciona su arma de fuego de la forma correcta le colocaremos la máxima nota, en caso de ser incorrecto obtendrá la mínima.

Repito y destaco: no existen matices, no hay nota/calificación media, a lo haces bien o lo haces mal, ¡ una vida depende de la decisión correcta! o fue buena o fue mala, si estas evaluando al estudiante en escala del 1 al 20, aquí o sacas 20 o sacas 1. No existe la posibilidad de decir "..lo hizo más o menos bien, por eso le colocaré 14..." ¡No! no existe una "medio vida"

Aplíquese igual a un estudiante de medicina, o calculaste bien la dosis que le das al paciente de un medicamento y lo sanas o lo matas, no hay tintas medias. Hiciste bien la incisión para llegar al hígado en una cirugía o llegaste fue a un riñón. Son extremos. El conductismo es necesario. Lo hiciste bien o lo hiciste mal. Uno de los dos extremos. Sobre los hombros del Educador, está la responsabilidad de certificar si ése policía o médico esta listo para salvar vidas...o por el contrario para acabarlas...

El equilibrio entre los paradigmas de formación es tarea de nosotros los educadores, saber cuando formar bajo un paradigma y saber cuando soltarlo para saltar a otro paradigma. Cada paradigma con su forma de evaluación, debemos saber cuando saltar de lo cualitativo a lo cuantitativo, en mi opinión, con preponderancia al cualitativo, sin desestimar lo cuantitativo ¡jamás! No obstante seguiremos aquí en el dilema: evaluar o calificar. Decidamos, somos profesionales, para eso nos formamos. Opino: estamos para evaluar y para llegar evaluar, debemos pasar por diversas dimensiones, una de ellas pudiera ser medir o calificar.

CDSJA1 dijo...
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